La Isla Mínima y el Golfo Tartésico

Después del estreno el pasado septiembre de «La Isla Mínima» dirigida por el deslumbrante y cada vez más laureado director sevillano Alberto Rodríguez queremos sacar a colación el paraje tan interesante y a la vez desconocido en el que la película ha sido rodada, las marismas del Guadalquivir.

Este peculiar enclave de marismas se encuentra al sudoeste peninsular conformando en la actualidad una gran superficie del Parque Nacional de Doñana y los arrozales de Isla Mayor y poblado Alfonso XIII, localidades ambas de creación reciente -primer tercio del S. XX- con objeto de la explotación arrocera en la zona, siendo desecada la zona y colonizada por arroceros valencianos traídos por la empresa Rafael Beca y Cia entre 1942 y 1943.

Anteriormente a esa colonización dirigida por Gonzalo Queipo de Llano en plena posguerra, la zona fue un terreno pantanoso y lacustre, que desde época antigua fue sufriendo un proceso de sedimentación gradual provocado en gran parte por el arrastre de sedimentos y materiales del río, pero también por factores antrópicos o artificiales, como los cambios en los usos del suelo -principalmente agrícola-. La zona, antes de llegada de los colonos arroceros era un «páramo infinito y salitroso donde reinaba el paludismo« como describirían los valencianos al llegar a las marismas a mediados del S. XX.

is

Si nos remitimos a época antigua, hemos de entender que esta zona, hoy tierra de marismas, se encontraba invadida por las aguas y el oleaje del Océano Atlántico, que desde la actual Matalascañas hasta Sanlúcar, formaba una especie de delta marítimo que llegaba hasta el Estrecho de Caura (actual Coria del Río). A este delta marítimo que otrora ocupase la llanura, los romanos lo llamaban Sinus Tartessicus y es precisamente aquí donde geógrafos antiguos situaban la ubicación de la legendaria ciudad de Tartessos, que tantos enigmas nos ocupa aún hoy.

Estrabón, que en el S. I recopila todos los saberes geográficos en una enciclopedia llamada Geographicanos cita respecto a este territorio:

«Y como el río tiene dos desembocaduras, dícese también que la ciudad de Tartessos, homónima del río, estuvo edificada antiguamente en la tierra colocada entre ambas, siendo llamada esta región Tartéside (…) Parece ser que en tiempos anteriores llamose al Betis Tartessos y a Gades y a sus islas vecinas Eriteia. Así se explica que Estesícoro, hablando del pastor Gerión dijese que había nacido enfrente de la ilustre Eriteia, junto a las fuentes inmensas de Tartessos, de raíces argénteas, en un escondrijo de la peña.»

Es muy significativo para la historiografía protohistórica y antigua de la zona el que geógrafos griegos y latinos relatasen en sus obras la orografía y el contorno de este paleoestuario, siendo otra referencia muy interesante la del poeta latino Rufo Festo Avieno (S. IV a.C) que -posiblemente inspirado en autores griegos más antiguos- describiría en su famosa obra «Ora Marítima (265)«:

“Pero el río Tartessos, fluyendo desde el lago Ligustino, a campo traviesa, envuelve una isla de pleno con el curso de sus aguas. No corre adelante por un cauce único, ni es uno solo en surcar el territorio que se le ofrece al paso, pues, de hecho, por la zona en que rompe la luz del alba, se echa a las campiñas por tres cauces; en dos ocasiones, y también por dos tramos, baña el sector meridional de la ciudad”.

 

golfo tartesico la isla minima

En azul el territorio ocupado por el antiguo «Golfo Tartésico». La zona de color verde es el terreno lacustre que ocupaba el «Lacus Ligustinus»

Otro geógrafo romano, Pomponio Mela, nombra también la zona en su obra «De Chorographia«. Pomponio Mela, nacido en Tingentera, una  aldea cercana a Gades (Cádiz) describe así este espacio hacia la mitad del siglo I d.C:
“El Betis (Guadalquivir), que nace en la Tarraconense, atraviesa durante largo trecho casi por en medio (la Bética), corriendo desde que nace por un lecho único, pero a poca distancia del mar forma un gran lago, del que sale, como de una fuente, dividido en dos brazos, siendo cada uno de ellos tan considerable como antes de su división” (Chorog. III, 3-5).
la isla minima golfo tartesico

 

Este territorio marítimo se iría sedimentando gradualmente desde época antigua hasta hoy, incluso en planos cartográficos del S. XVI aún se puede apreciar esa especie de boca que la llanura aluvial aún formaba en la zona, conformándose gradualmente en los últimos siglos la actual zona de marismas que en la película La Isla Mínima sirve al director para considerarla un protagonista más del filme jugando con escenas que se desarrollan en escenarios húmedos, baldíos y agobiantes, en ese vasto territorio que antaño ocupara el Golfo Tartésico y donde posiblemente se ubicase -si es que existió- la mítica ciudad de Tartessos. De hecho, en la segunda década del S. XX, un joven historiador alemán buscaría durante incansable esta desaparecida ciudad en el entorno del Coto de Doñana con no poca polémica por parte de estudiosos e historiadores.

 

la isla minima

 

Debates históricos aparte, si aún no conoces la zona que en otro tiempo ocupase el Sinus Tartesicus te recomendamos encarecidamente su visita, quizás no halles la desaparecida ciudad de Tartessos o la célebre Atlántida, pero dirigiéndote a Isla Mayor podrás degustar entre arrozales una selecta oferta gastronómica autóctona de productos de la zona: arroz con pato, boquerones rellenos, camarones, cangrejos de río,  albures, colas de cangrejo, anguilas, paellas, puchero valenciano, sopa de ganso, tortilla de camarones… que pueden convertir un mediodía de domingo en una fiesta para los sentidos.

Y no olvides que si quieres saber más sobre el Golfo Tartésico, el Lago Ligustino o la fundación de Sevilla no puedes perderte las siguientes rutas en las que abordamos el tema de forma más profunda:

Fotos de satélite (autor): Héctor Garrido.

2 Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *